miércoles, 19 de diciembre de 2012

Capitulo 1


ALEC


No salía mucho de casa, casi nunca, mi madre nos instruía y por eso no saliamos a recibir los sermones que los otros niños si recibían.

Mi madre se llamaba Justa, era una mujer delgada y no muy alta, de piel blanca y facciones gruesas, sus ojos eran marrones y su cabello era del mismo color de sus ojos, era algo cascarrabias y siempre nos daba duros castigos, pero ella no siempre fue así ,hace un tiempo ella era una persona diferente, era una buena madre, nos defendía de las personas que nos insultaban y hablaba con los sacerdotes para que las personas no nos hicieran daño, nos protegía de mi padre y nos enviaba a dormir cada vez que el llegaba para evitar que el nos maltratase, pero a medida que pasó el tiempo y que los rumores se extendieran, ella empezó a cambiar especialmente con mi hermana, Jane, pero también cambio conmigo, ahora ella me separaba de mi hermana, no nos dejaba jugar juntos, tampoco comíamos con ella, la apartaba para que pudiéramos comer, odiaba que hiciera eso, Jane era mi hermana, era la persona que mas adoraba en el mundo, y no era justo que la apartara, también sabía que era porque ella a veces era algo manipuladora y hacía que mi madre se enojara, a tal punto que mi madre le azotaba las manitos cuando ella no cumplía con su deber de, me dolía mucho cuando eso pasaba y a veces interfería haciendo que el golpe me lo diera a mí.

Jane era la hija de la casa y por eso se creía que ella debería hacer los deberes de la casa junto con mi madre, nunca estuve de acuerdo con esa regla y Jane tampoco, por eso empezó a revelarse, en la casa, pero también cuando el sacerdote nos daba los sermones y por eso los demás niños se alejaban de nosotros, pero eso no nos importaba, nos teníamos el uno para el otro, no nos hacía falta nadie más para ser felices.

Un día el sacerdote llamó a mi madre y le contó todo lo que ocurría con nosotros, le contó que eramos unos niños raros que no interactuaban con los demás y que los niños nos excluían, por eso mi madre decidió enseñarnos ella misma, desde ese día mi madre se dio cuenta que no era una tarea fácil, hasta ella misma pensaba que nosotros no eramos normales.

1 comentario:

  1. Casi nunca salía de casa, mi madre nos instruía y por eso no recibíamos los sermones que los demás niños si recibían.
    Mi madre se llamaba Justa. Era una mujer delgada, no muy alta, de piel blanca y facciones gruesas. Sus ojos eran marrones, al igual que su cabello. Era algo cascarrabias y nos imponía duros castigos; pero no siempre fue así. Hace un tiempo ella era diferente, era una buena madre, nos defendía de las personas que nos insultaba. Hablaba con los sacerdotes para que los vecinos del pueblo no nos hicieran daño. Nos protegía de mi padre; evitaba que nos maltratase. Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba y los rumores se extendían, ella empezó a cambiar. El cambio fue particularmente acentuado con mi hermana, no nos dejaba jugar juntos, cuando nos sentábamos a la mesa, mi hermana no se podía sentar con nosotros: odiaba que hiciera eso.
    Jane era mi hermana, era la persona a quién más adoraba yo en el mundo. No era justo que mi madre la apartara. Mi madre lo hacía por a veces Jane podía ser un poco manipuladora y hacía enfurecer a mi madre a tal punto que mi madre le azotaba las manos. Cuando eso pasaba, sentía una gran compasión por Jane, en ocasiones incluso interferí, recibiendo el castigo en lugar de ella.

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